ENTREVISTA

Una entrevista es un dialogo en el que la persona (entrevistador), generalmente un periodista hace una serie de preguntas a otra persona (entrevistado), con el fin de conocer mejor sus ideas, sus sentimientos su forma de actuar.

PARTES DE UNA ENTREVISTA.
   

 http://sistemas.itlp.edu.mx/tutoriales/comadmva/bolita.jpg  La presentación suele ser breve, pero no suficientemente
        informativa. En ella no se habla del entrevistado, sino del tema
        principal de la entrevista.

   
 http://sistemas.itlp.edu.mx/tutoriales/comadmva/bolita.jpg  El cuerpo de la entrevista esta formado por preguntas y las
        respuestas. Es importante elegir bien las preguntas para que la
        entrevista sea buena, las preguntas deben ser interesantes para
        él publico, y adecuadas para el entrevistado trasmita sus
        experiencias. También deben ser breves, claras y respetuosas.

   
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  El cierre de la entrevista debe ser conciso. El entrevistador puede
        presentar un resumen de lo hablado o hacer un breve comentario
        personal.



Entrevista con Marcelino Camacho:

El histórico dirigente obrero Marcelino Camacho, fundador y primer secretario general de CCOO, de 92 años, está ingresado en un hospital y sufre un empeoramiento general de su estado de salud. El que fue máximo responsable del sindicato entre 1976 y 1987, y diputado por el PCE por Madrid entre 1977 y 1981, atraviesa una situación grave que hace temer por su vida.
¿Cómo será la III República en nuestro país?
MC Será un sistema basado en la libertad. Está claro que entre una República y otro régimen, (la monarquía), el primero lo elegimos, el segundo nos viene impuesto y es hereditario. Yo creo que el ser humano por el hecho de nacer debe tener la vida asegurada, desde que nace hasta que muere. Tenerla asegurada con pleno empleo, porque sólo el trabajo crea riqueza. Por eso, la III República debería darnos trabajo, paz, libertad, igualdad y el máximo de democracia. Considero que una democracia es lo que tenemos pero la igualdad en el sistema que reina en nuestro país no está tan clara porque no elegimos al jefe del Estado.
¿Cómo empieza su militancia política?
MC Mi origen social siempre ha sido obrero. Mi padre era ferroviario, guardagujas en la Estación de La Rasa, Soria, y era militante de UGT y en esa línea de trenes trabajé durante un tiempo. Yo preparaba la enseñanza primaria y aprendía el oficio en la estación con mi padre.
En 1934 se desencadenó la Revolución de Octubre, en Asturias, allí tuvo un carácter de lucha armada y en otras partes del país se apoyó con una huelga general. Uno de los participantes de la huelga en Sevilla, el compañero Ramón Laguna Toribio que era un factor del ferrocarril, fue castigado y lo trasladaron a la estación de La Rasa donde estaba mi padre. Él me dio los primeros materiales, por ejemplo, El Manifiesto Comunista de Marx y Engels o la Aportación a la Crítica de la Economía, yo ya leía El Origen de la Familia. Me encontraba en posiciones de izquierdas, pero oscilaba sin concretar mis ideas. No estaba en ningún partido y gracias al compañero Ramón me planteé entrar en el Partido Comunista e ingresé en el año 35, y hasta ahora, con 88 años, sigo militando, y acudo a todas las asambleas de Izquierda Unida de mi barrio.
¿Cuándo se fundó Comisiones Obreras?
MC A pesar de mi militancia en UGT al principio, consideraba que las posturas que tenía no eran del todo correctas. Naturalmente los sindicatos deben ser, en primer lugar, la fuerza de los trabajadores y trabajadoras asalariadas porque somos la mayoría de la población. Y segundo lugar, porque producimos todo lo que hay, la riqueza del país. Somos imprescindibles. La patronal tiene una sola organización y los sindicatos estamos divididos. Entonces el objetivo era, es y sigue siendo unirse.

Me di cuenta que estando en UGT no había manera de conseguir eso, y es cuando, con otros compañeros analizamos la posibilidad de fundar un sindicato. Todo empezó en la mina La Gamocha, en Asturias. Allí se les daba a los mineros un saco de carbón todos los meses, y al quitarles la empresa ese carbón lo que hicieron fue crear una comisión para defenderse. Al final, tuvieron que devolverles la dotación. Bajo esta forma de comisión se hizo frente a otros problemas. La Comisión de la Gamocha estaba integrada por militantes de muchas ideologías, socialistas, comunistas, curas, e incluso gente de derechas. Entonces nosotros desde Madrid nos planteamos estudiar qué era aquello, y nos dimos cuenta que esa forma de lucha nueva, era necesaria. Y a partir de ahí creamos Comisiones. Durante un período actuamos como movimiento, y después se transformó en la organización sindical más importante de nuestro país que es la que tenemos ahora.
¿Qué recuerda de sus años de cárcel y exilio?
MC Entre prisiones y campos concentración he estado 14 años preso. Me ha tocado hacer nueve huelgas de hambre, reivindicaciones que luego eran castigadas con 20 días de celda de castigo.
En la cárcel los presos políticos estábamos separados de los presos comunes, normalmente, bueno en Francia he estado en los calabozos, pero donde he estado en la cárcel ha sido aquí.
Al final de la Guerra Civil me procesaron y me condenaron a doce años y un día, aunque luego me rebajarían la pena. Tres años después, en el 1942 me mandaron al 94 Batallón Disciplinario de Trabajadores Penados en Guipúzcoa, allí cogí una infección muy fuerte que me tuvo internado en el hospital de Zumaya. Cuando me recuperé al cabo de un mes, me trasladaron al 93 Batallón de Penados en Peñaranda de Bracamonte, Salamanca. En ese tiempo se produce el desembarco de los aliados en el norte de África y me envían allí. Del Campo de concentración de Tánger, enfermo de paludismo, me ingresan en el Hospital de Larache. En esos días tan duros me enteré que detuvieron a mi hermana, trabajaba para el Partido Comunista.
Como estaba en las oficinas del campo de concentración un día me dijo un capitán: “me piden un informe tuyo, quieren llevarte otra vez a la cárcel. Y entonces lo que hice fue escaparme con otros tres compañeros. Al llegar a la calle los franceses que mandaban en toda esa zona, nos dieron un uniforme del ejército francés y salimos a la calle, y buscamos refugio en Argelia. Conseguí asilo político en Orán y me hice fresador. Allí conocí a Josefina, y cuando Franco reconoció que tenía que cambiar el estilo fascistoide dio un indulto para todas las personas que se habían evadido de los campos de concentración. Para entonces yo ya me había casado y habían nacido mis dos hijos, Yenia y Marcel. Volví en el 57 a España a petición de mis compañeros. Al llegar a Madrid busqué trabajo en la empresa Perkins, como oficial fresador, no ganaba mucho, pero íbamos tirando. En el 67 me detuvieron otra vez, y salí de Carabanchel en el 72, en marzo, y en junio de ese mismo año de nuevo me mandaron a prisión.

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